Recientemente una ex-alumna me ha mandado un correo contandome que está en un momento de bajón, fotográficamente hablando. Esto es algo que suele ocurrir mucho, y las primeras veces que te enfrentas a ello suele ser muy duro y decepcionante. Además es cíclico. Con el tiempo uno aprende a darse cuenta que es normal, que es parte del proceso de evolución dentro de la fotografía, y aprende a vivirlo dentro de esa normalidad sin decepcionarse. Pero ello requiere una pequeña reflexión. Esto es lo que pretendo con estas líneas, ayudar a reflexionar a todas las personas que están así, y que vean que no son las únicas, y que es normal, que no hay que preocuparse.


«Últimamente no me gusta nada de lo que hago». «No me siento inspirada y me desanimo al ver las fotos de otros, las veo fantásticas , no sé, no me gustan las mias». «Me siento más comoda con la compacta que con la reflex». Estas palabras son los síntomas habituales de estos bajones fotográficos. Dan ganas de vender todo tu equipo y dejarlo. ¡Pero no!

La fotografía es como una relación con una persona. Evoluciona, cambia, y en ocasiones te olvidas de qué te llevó a aficionarte. Hay fases de euforia, fases muy creativas, fases de bloqueo, de falta de ánimo, de aprendizaje.

Cuando uno empieza a aprender, todo es genial. Te das cuenta de la cantidad de cosas que puedes hacer, partes de una base en la que todo es descubrir, disfrutas increíblemente, y el proceso fotográfico es muy intuitivo y también institivo. Eso hace que sea muy divertido.

Poco a poco empiezas a aprender más y tratas de controlar mucho más el proceso creativo. La fotografía tiene muchas variables y herramientas y eso hace que controlarlas todas sea muy complicado. Es muy fácil bloquearse con tantas cosas. En esta fase dejamos de divertirnos tanto. Además, cuanto más sabemos más expectativas tenemos en nuestras fotos. Es fácil que eso nos decepcione, porque esperamos resultados que no obtenemos de forma inmediata. Para obtener esos resultados hay que relajarse y tratar de volver a divertirse, hay que rebajar expectativas y dar un paso atrás para poder dar otro adelante. Es importante entender que lo normal no es obtener resultados óptimos en un corto espacio de tiempo. Necesitamos meses o años para ir asimilando todos los conceptos y sobre todo para ser conscientes de usarlos en nuestras fotos. Así, debemos ver la fotografía como un continuo aprendizaje, en el cual abordar todos sus aspectos de forma gradual y no agobiarnos por no estar controlándolo todo. No pasa nada. Poco a poco y pasito a pasito. Si no somos conscientes de esto, nunca llegaremos a disfrutar la fotografía como lo hacíamos al principio.

¿Te has preguntado alguna vez por qué haces fotos? La mayoría de los aficionados hacen fotos para divertirse. Si un día te exiges tanto como para dejar de divertirte, entonces no harás buenas fotos, por mucho que cumplas los cánones de la composición, o por muy controlada que tengas la técnica. Si un día no te salen las fotos como a tí te gustan, lo mejor que puedes hacer es apagar la cámara y disfrutar del paseo. No todos los días estamos en las mismas condiciones. ¿No te pasa igual con el trabajo? Hay días que te levantas con energía y te apetece enfrentarte a todos los retos del mundo y otros te levantas y lo único que quieres es tirarte al sofá. En la fotografía pasa lo mismo.

Es normal ver las fotos de los demás como mejores. Las fotos de los demás son visiones distintas a las tuyas y es posible que a ti no se te ocurran. Por eso te pueden parecer más originales. Ellos verán tus fotos y les pasará lo mismo. No es bueno entrar en el juego de ver quien hace mejores fotos. Lo suyo sería entrar en el juego de ¿cuanto me divierto haciendo las fotos?.

También es normal mirar hacia atrás y ver tus antiguas fotos como peores. Eso significa que has evolucionado, que has progresado, y es genial.

En mis cursos enseño a la gente a salir del modo automático de las cámaras. En estos momentos de bajón existirá la tentación de volver al automático, o incluso coger la compacta. Pues bien, si eso te divierte más y si te hace sentir mejor, ¡adelante! Nadie te puede decir cómo hacer las cosas y cómo vivir tu afición. Eso sí, trata de ver las cosas con una visión amplia y positiva. No te cierres a volver a intentarlo más adelante. Pero haz las cosas de la forma que te sientas más agusto.

En estas fases de idas y venidas, de momentos de subidón y de bajón, podemos parar de hacer fotos durante un tiempo. No es malo. Es algo sano. Yo me he tirado meses enteros sin hacer fotos. La fotografía se vive de muchas formas diferentes, no sólo haciendo fotos. También se puede vivir yendo a exposiciones, leyendo libros, buceando en internet y sobre todo viendo muchas fotos. Puede parecer que esto no sirve, pero nada más lejos de la realidad. Estas fases de no hacer fotos son tiempos de siembra. Vamos alimentando nuestra cabecita, sembrando, educando nuestro ojo, motivándonos y disfrutando de la fotografía de múltiples formas. Con el tiempo, todo eso que hemos ido sembrando se notará en nuestras fotos. Cuando volvamos a coger nuestra cámara cosecharemos resultados, garantizado.

Si finalmente deja de gustarte la fotografía. No te sientas mal si decides dejarla. Al fin y al cabo ¿no lo haces por divertirte? Si no te divierte, si después de un tiempo sin hacer fotos no te pica volver a intentarlo, pues a otra cosa. No serías el primero. El gran fotógrafo Ramón Masats, puede ser un ejemplo. “Me vacié, ya no me divertía hacer fotografías”.

La fotografía es un largo camino, disfruta de él.

Written by Jesús Rodríguez