¿Qué ocurre cuando el fotógrafo y el modelo son la misma persona? Esto es Cindy Sherman, modelo y fotógrafa.

Cindy es el motivo de sus propios retratos. Al fotógrafo le cuesta ponerse del otro lado de la cámara aunque en realidad Cindy no es Cindy cuando se pone del otro lado porque es otra persona, o quizás debería decir otro personaje.

En su caso autorretratarse una y otra vez no tiene un fin ególatra. Su cuerpo es el medio para transmitir un mensaje en sus fotografías. Se disfraza de otro tipo mujeres, de estereotipos, creados alrededor del cine y los medios de comunicación, que han sido aceptados por la sociedad. Es su forma de no aceptar los roles establecidos para hombres y mujeres y de rebelarse con la sociedad tal como la conocemos.

Esto hizo que Cindy se convirtiera en una de las figuras más importantes de la fotografía moderna, ya que innovó en arte del retrato, saliéndose del posado tradicional o del retrato espontáneo y centrándose en construir imágenes con un hilo conductor. Una cámara, un baúl lleno de disfraces, maquillaje y una misma. ¿No es una forma fantástica de crear? A mí, además de fantástica me parece valiente, y es que no me veo yo disfrazándome como hace ella.

Estudió arte en la escuela hasta 1986. Entre 1977 y 1980 realiza una serie que titula Untitled Film Stills (Fotogramas sin título), en blanco y negro, en las que interpreta escenas de películas imaginarias que nunca llegaron al celuloide, películas de serie B o de la nouvelle vague. En ellas aparece imitando las poses de las actrices de cine.

Entre 1980 y 1984 realiza otra serie llamada Centerfolds (páginas centrales), haciendo referencia a las páginas centrales de las revistas masculinas con contenido erótico. En esta serie se representan a mujeres que podrían ser actrices porno tras haber realizado algún rodaje.

Son personajes infelices con la mirada perdida, con la conciencia intranquila, tapándose, como queriendo preservar algo de intimidad e inocencia. Lo que Cindy pretende es que el hombre, al ver estas fotos en lugar de sus esperadas fotografías eróticas estereotipadas de las páginas centrales, se sienta culpable, según sus propias palabras «como si fuera un violador».

También rindió homenaje a algunos personajes de la historia del arte en la serie History Portraits, 1988, transformándose en la Fornarina de Rafael y en la Judith de Boticelli.

A menudo Cindy dota a sus personajes de prótesis. En una fase intermedia utilizó algunas de estas prótesis para crear imágenes de alto contenido erótico. Es su forma de rebelarse en contra de la falsedad y el engaño de los medios que juegan con la imagen para crear personas y objetos inexistentes e inalcanzables.

Tras los atentados del 11 de septiembre de Nueva York, Cindy se sintió muy impactada y cayó en un gran vacío creativo. Después de estos sucesos entró una profunda reflexión acerca de si merecía la pena seguir creando. Una vez superado este vacío realizó la serie Payasos. En ellos encontró su motivo para seguir haciendo fotos. El maquillaje y la máscara transmiten una amplia sonrisa, mientras que en su interior son personajes increíblemente tristes. Es su forma de expresar la fragilidad de nuestro estado de bienestar, que puede romperse de la noche a la mañana como sucedió con los atentados del 11S.

También ha trabajado haciendo fotografía para publicidad para marcas como Diana B., Vanity Fair y ha dirigido alguna película como Office Killer.

Written by Jesús Rodríguez