Hace tiempo que quería escribir algo acerca del contexto histórico de las fotos. Nada especialmente serio, simplemente recordar que las fotos no sólo debemos valorarlas por su motivo o por su técnica. En ocasiones debemos pararnos a valorarlas dentro de un contexto histórico, social y también técnico, poniéndonos detrás de la cámara, del lado del fotógrafo y cuestionándonos sus dificultades, el tiempo en el que vivía y qué mensaje quería transmitirnos.

El caso que más me emociona es una foto que Annie Leibovitz le hizo a John Lennon con Yoko Ono. En ella John abraza totalmente desnudo a una Yoko vestida. Esta fotografía nació de la mente de Annie y John y Yoko estuvieron dispuestos a realizarla. Lo que nadie sabía era lo que iba a pasar cinco horas después. Esta fotografía se convirtió en histórica cuando John Lennon murió esa misma tarde tiroteado. Fue una de las últimas fotos de John. La fuerza de esta foto hizo que la revista Rolling Stone, para la que Annie trabajaba entonces, publicara en su portada dicha foto sin ningún titular.

También podemos valorar las fotografías por ser innovadoras en su tiempo. Se me viene a la cabeza el libro «Los Americanos» de otro de los grandes de la fotografía, Robert Frank. Robert se dedicó a recorrer Estados Unidos durante varios años y retratar su realidad. Este tipo de fotografía apenas existía entonces y eso le dio un gran valor histórico actual. Henri Cartier-Bresson hacía lo propio en Europa, retratando a la sociedad parisina, pero sin largos viajes a lo largo del país. Robert retrató a la sociedad en su más amplia realidad, sin maquillajes.

Otras fotografías recogieron momentos históricos que merecen ser recordados. Grandes fotografías por este motivo pudieron ser perfectamente las primeras del hombre en la luna.

O el final de la segunda guerra mundial retratado en un beso de dos perfectos desconocidos en Times Square, una enfermera y un marinero. El beso por Alfred Eisenstaedt.

El desembarco de Normandía retratado por Robert Capa,

o Madre Inmigrante de Dorothea Lange, que nos mostraba cómo la gran depresión americana había dejado a una familia sin alimento. Acababan de vender los neumáticos de su camioneta para poder comprar comida.

Otras fotografías históricas nos traen realidades difíciles de asimilar. En muchas de ellas debemos preguntarnos qué sintió o pensó el fotógrafo en el momento de hacerlas, o cómo afectó a sus vidas. Las guerras, el hambre o la religión son temas recurrentes que afectan a los fotoreporteros y a los que observamos esa fotos sin estar delante. Todos conocemos la famosa foto de Kim Phuc corriendo desnuda con la piel quemada tras un ataque con napalm en Vietnam.  La fotografía la hizo Nick Ut y tuvo un poder miediático impresionante en Estados Unidos, haciendo que la sociedad americana se cuestionara muy profundamente el sentido de la guerra de Vietnam.

La fotografía del niño y el buitre en Sudán, de Kevin Carter, que le valió el premio Pulizer, hizo añicos la conciencia de este fotógrafo por no ayudar al niño. En ocasiones una foto puede parecer algo diferente a la realidad. El niño murió 14 años después. En el momento de la foto su tribu estaba a unos metros. El mensaje de esta fotografía fue elemental, el niño era el problema del hambre y la pobreza, el buitre era el capitalismo y Carter era la indiferencia del resto de la sociedad. El fotógrafo tuvo una gran presión mediática y social que hizo que se arrepintiera de hacerla.

Muy simbólica fue también la foto del «Rebelde desconocido», que se enfrentó al ejército en las revueltas contra los estudiantes de la plaza de Tiananmen. Fue fotografiado por varios fotógrafos, entre ellos Jeff Widener, para la agencia Associated Press (AP), quien la noche anterior había sido asaltado y agredido por la policía china que le requisó el material captado de la represión contra los estudiantes. Estuvo muy hábil el fotógrafo Jeff Widener, que escondió el carrete en la cisterna del inodoro y pese al registro de su habitación, logró sacar la foto y enviarla a su redacción. La foto fue titular en cientos de periódicos y revistas, y el principal titular en muchos noticiarios alrededor del mundo. Más tarde la revista Time, incluyó al «Rebelde Desconocido» en su lista de las cien personas más influyentes del siglo XX.

En otras podemos viajar por el mundo sin levantarnos de nuestro sofá, mostrándonos las diferencias culturales. La foto de Steve McCurry de la mujer afgana rompió moldes. Una penetrante mirada en una época en la que fotografiar a la mujer afgana con la cara descubierta le daba un valor incalculable. Décadas después Steve buscó de nuevo a la chica afgana y volvió a retratarla.

Las diferencias religiosas también se ven en la historia de la fotografía. Se me vienen a la cabeza las imágenes de la española Cristina Garcia Rodero, de la agencia Magnum, que tomó en Haiti de rituales relacionados con la magia negra.

Otro aspecto que le puede dar mucho valor a las fotos es cuestionarse quién fue el primero en hacer un tipo de fotografía. ¿Quién hizo las primeras fotos de desnudos? Los primeros desnudos fotográficos tenían la dificultad de ser aceptados socialmente, por su realismo y por tener un rostro con nombre y apellidos. Las primeras fotografías de desnudos fueron utilizadas como material pornográfico y también fueron utilizadas por los pintores por comodidad, para no mantener durante horas a los modelos desnudos. Las primeras fotografías de desnudos que fueron aceptadas por la sociedad como elemento artístico fueron las de Lewis Carroll, el autor de Alicia en el País de las Maravillas, y de Julia Margaret Cameron. Eran fotografías de niños y niñas desnudos o semi-desnudos en poses naturales. Fueron aceptadas por tener un alto contenido pictórico, aunque es curioso cómo ese tipo de fotografías hoy serían incómodas para nuestra sociedad actual por ser menores. Cuando nació la fotografía fue un choque muy grande y tardó mucho tiempo en ser aceptada como un tipo de arte más por su gran realismo. Hubo una gran lucha entre la pintura y la fotografía, lo que dividió la fotografía en dos, una rama realista y otra rama pictoralista.

¿Se pueden hacer desnudos con estilo y glamour? Man Ray (principios del siglo XX) y Helmut Newton (finales del siglo XX), entre otros, nos han demostrado que sí aunque con estilos diferentes. Podríamos decir que fueron pioneros.

Fotografía de Man Ray

Fotografía de Helmut Newton

August Sander fue pionero en el retrato. Innovó y creó un estilo propio basado en colocar frontalmente el modelo a la cámara, fuera cual fuera su clase social: campesinos, comerciantes, mujeres, clases y profesiones, artistas, la ciudad y el pasado, (los sin hogar, veteranos de guerra..).

Otro grande en la fotografía de naturaleza fue Ansel Adams, a quien le debemos el sistema de zonas que utilizan nuestras actuales cámaras para exponer correctamente una fotografía.

Recuerdo también una serie de fotografías de Frank Hurley que me sorprendieron especialmente. Retratan la aventura de la expedición al polo sur de Shackelton, explorador británico, en la cual su barco quedó atrapado en el hielo durante 22 meses. Son fotografías cercanas entre 1914 y 1916 y son espectaculares.

En esta línea también me parecen innovadoras las fotografías de Jaques Henri Lartigue, quien hacía barridos en las carreras de automovilismo a princios del siglo XX. ¡Era un visionario! Hacer estas fotos con los medios de que disponían entonces era todo un reto.

También sorprenden las fotos de lightpainting de Picasso.

Soy consciente de que todas estas fotos son grandes entre las grandes, muchas de ellas históricas, de momentos irrepetibles y no sólo importantes para nosotros, sino para el resto de la sociedad. Sin embargo, nuestras fotos domésticas también pueden ser muy potentes en cuanto al contexto en que fueron hechas. Las fotografías, como el vino, evolucionan. Generalmente ganan con el tiempo. Con la fotografía podemos recordar a esas personas que ya no están con nostros, momentos que han pasado, ese peinado hippie que llevaba nuestra madre, los pantalones de campana, el bigote a lo Freddie Mercury o ese tupé que nunca volveré a ver en mi ya despoblada cabeza. Es algo en lo que debemos pensar mientras hacemos fotografías a nuestros amigos y familiares. A veces es cuestión simplemente de esperar un año y otras tienen que pasar décadas.

Hay cantidad de momentos en nuestras vidas y de las personas que nos rodean que, retratados en una foto, tendrán un gran valor con el paso del tiempo. Es bueno ser consciente de esto para no dejar pasarlos sin fotografiarlos, sin tampoco obsesionarnos, claro. Un ejemplo cercano para mí es el primer día de colegio de mi sobrino. Tuve la suerte de ir con él al colegio ese día. Hoy, sólo un par de años después, estas fotos ya son históricas. Para empezar porque su madre estaba embarazada de la que ahora es su hermanita.

Me encanta ver su cara de desconcierto e inquietud por lo desconocido, escondido detrás de las piernas de su padre.

Y me encanta esta foto con uno de sus mejores amigos, también en su primer día de colegio, con los uniformes grandes. Ojalá dentro de 15 años sigan siendo colegas y les guste reconocerse en ella. Hasta entonces no sabremos el valor que puede llegar a tener. ¿No es eso emocionante?

Written by Jesús Rodríguez